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La Fontanina



Hoy el agua sale sola. De aquella había que incrustar una hoja en la canal y sujetarla con una piedrecita para que no se la llevara la corriente. Así conseguías ayudar al chorro a separarse de la pared en lugar de resbalar pena abajo.

Subíamos uno o dos niños, con dos o tres botellas de plástico cada uno, de las de refresco de dos litros; Según la cantidad de gente que estuviera en la casona familiar aquel día.

Tengo tiempo para acordarme, sentado en medio del camino de hormigón, mientras mi grabadora recoge el sonido del pasaje:

-¡ A la Fontanina!- Bramaba mi tío.

Y salíamos disparados cuesta arriba. Con los pelos de la nuca erizados si ya oscurecía, temerosos de bestias nocturnas.

Entonces me habría resultado imposible sentarme donde estoy ahora, a riesgo de levantarme empapado hasta la médula y bien untado de barro. Tierra negra húmeda de la fuente y hollada por el ganado, que aprovechando su insolente paso bovino, se detenía remolón para quitarse la sed en los charcos límpidos cercanos a la fuente.

Una pausa en el camino, siempre, aún siendo éste tan sólo de ida y vuelta.

A la sombra de los árboles que aún la cobijan, con los dedos agarrotados por el frío del agua. Sujetando la botella que se va llenando poco a poco. Hay tiempo para respirar, a pesar de la postura de equilibrio precario, encaramado a piedras que sobresalen de los charcos y asegurado con la mano libre apoyada en la roca de la que mana. Gota sobre roca, gota sobre gota, gota sobre charco; burbujeo de arroyuelos diminutos, trinos de aves, zumbidos de moscas y mosquitos. Todo lo demás en la distancia. El aliento, audible. El tiempo se hace maleable. El momento, preciso.

Aquí, hoy, cierro los ojos y aún soy capaz de oler el aire, como con restos de gas, que sale de la botella que se colma de agua de la Fontanina. Hasta que rebosaba, le ponía el tapón y abandonaba aquel extraño rincón, hacia el ruido cercano, lejos de los cristalinos sones.

He mojado mis manos y he bebido de su agua.

Y sí, entre los sabores de los suelos que atraviesa antes de nacer al mundo, aún hay más recuerdos.


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